"Hay que actuar sin angustia pero sin pausa"
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y la exministra de Medio Ambiente y actual presidenta del PSOE, Cristina Narbona, conversan para ‘El Socialista’ en el recinto ferial de Madrid que acoge la cumbre de la ONU sobre cambio climático.
En el marco de la gran cita internacional para abordar el grave problema del cambio climático, su actual repercusión en el mundo y los compromisos y soluciones que podrían contribuir a frenarlo, ‘El Socialista’ ha organizado un interesante diálogo entre dos de las mayores expertas en una materia cuyas competencias han desempeñado dentro de gobiernos del PSOE: Teresa Ribera y Cristina Narbona.
Cuestionadas sobre si estamos o no a tiempo de afrontar esta emergencia climática, Ribera ha comenzado lamentando que aunque “hemos perdido una década” y “los científicos nos mandan alarmas muy contundentes”, lo cierto es que “estamos a tiempo” de intervenir. No obstante, recuerda que “la ventana se está acortando” y por eso “tenemos que hacer muchísimas cosas en muy poco tiempo, como cambiar completamente nuestros estilos de vida para garantizar la calidad de vida de nuestros hijos y la nuestra propia”.
Narbona cree que “resignarnos es una enorme amenaza para la respuesta colectiva” y es por eso que considera “fundamental desde la Cumbre hacer ver las mejores prácticas que ya existen, la capacidad de creación de empleo en muchos sectores, las mejoras para la salud… En definitiva, todo lo que pueda animarnos a reducir el impacto negativo y a la adaptación”.
En cualquier caso, “tenemos que trabajar a tope para poder garantizar que el incremento de la temperatura global del planeta se quede entre 1,5 y 2 grados y no más. Pero nunca es tarde para actuar”. Eso sí, “sin angustia, pero sin pausa”.
Respecto a las amenazas que representa el cambio climático para los habitantes de nuestro planeta, enumeraron varias: desde las derivadas de la mala calidad del aire, a las aparejadas por inundaciones, sequías prolongadas o grandes migraciones; y que también inciden a nivel de nuestro país en cuestiones como la marcha de la economía, la lucha contra la despoblación, contra los incendios o la política del Agua.
Identificar y aprovechar todo el conocimiento que existe sobre sus consecuencias, nos hará posible también transformar estas amenazas en oportunidades; teniendo en cuenta siempre que vivimos en un planeta con recursos finitos.
Además de abordar el papel de la socialdemocracia a la hora de abanderar la lucha por un planeta sostenible o la necesidad de combatir el negacionismo, Narbona y Rivera han cerrado su diálogo valorando la importancia de la cumbre COP25.
Rivera ha destacado que “su celebración en Madrid es algo de lo que debemos sentirnos enormemente orgullosos como país y como gobierno”, pues todo lo realizado en torno al Acuerdo de París no quedara aparcado, al tiempo que se ha vuelto a demostrar la importancia del multilateralismo, del trabajar juntos para resolver los problemas.
Pese a ser la cita un eslabón más en la cadena, sí debemos atender al slogan elegido por los chilenos, porque “es tiempo de actuar, de profundizar y consolidar las medidas que se han ido tomando. Es tiempo de completar algunos de los desarrollos que faltaban del Acuerdo de París, y es tiempo de preparar un incremento importantísimo de la contribución de los distintos países al esfuerzo global de reducción de emisiones. No es tolerable que cada año estemos más lejos de aquello a lo que nos comprometimos. Madrid debe preparar lo que tiene que ocurrir a partir del año que viene”.
Narbona por su parte ha apostado porque la Cumbre de Madrid quede en el imaginario colectivo como “el momento en el que fue claro y diáfano para la enorme mayoría de la opinión pública, que el colapso medioambiental es la otra cara de la moneda del colapso social. Y que nuestras sociedades se están enfrentando también a riesgos desde el punto de vista de la estabilidad política e institucional que tiene mucho que ver con un malestar ciudadano que va muy asociado en demasiados lugares a los problemas que genera el cambio climático”.
“Si Madrid fuera de verdad el punto de partida de esa transición justa, de esa incorporación de la preocupación por los más vulnerables y por el futuro de la democracia a nivel mundial, sería un resultado ya muy importante”, concluyó.
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