Hace algunos años poca gente consideraba los cementerios parte del patrimonio de su pueblo y algunos no apreciaban sus valores etnográficos e incluso, artísticos. Poco a poco esta situación fue cambiando al proteger y mejorar el entorno de los camposantos, aunque aún hay mucho camino por recorrer.
Nuestros cementerios son lugares que visitamos, lamentablemente casi siempre, varias veces al año y son depositarios de los cuerpos de las personas que conocimos, amamos e incluso, odiamos. Son testigo de ideologías, devociones, aficiones y actividades de los difuntos que han dejado plasmadas en relieves escultóricos e inscripciones. Para muchos, entre los que me encuentro, permite se un lugar de respeto, pero también de paseo público y la continua presencia de personas que los visitan contribuyen a su cuidado como si se tratara de un parque o jardín.
Por este motivo, hemos dado a conocer al alcalde de Peñaranda de Duero, el estado en el que se encuentra su entorno, con presencia de escombros y material de obra.
Es lamentable que este espacio no esté tratado con el respeto y el cariño que merece el lugar de reposo de nuestros familiares.
Por este motivo, vamos a proponer una limpieza del entorno del cementerio, con la creación de un pequeño jardín a lo largo de toda la fachada principal, con flores de temporada y otras de carácter perenne.
Esta propuesta continua la presentada por Iván de la Vega, concejal del equipo de gobierno, que solicitó y consiguió de la Asociación CAMPIÑA VERDE que 10 de los cipreses donados para Peñaranda de Duero, fueran destinados al cementerio.
Las necrópolis fueron, desde siempre, una forma de mostrar el asentamiento de los pueblos y fueron tratadas con el respeto que se merecieron sus antepasados con su propio pueblo y el de los caminantes que cruzaron junto a ellos.
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