Como si de la novela de Gonzalo Torrente Ballester, "los gozos y las sombras", se tratara comienza un nuevo año que ha concitado la misma expectación entre los más optimistas y los agoreros de nuestra actuación en esta legislatura. Coinciden aunque por distintos motivos sobre la importancia de esta apertura de un nuevo ciclo a todos los niveles.
Todo mal o todo bien, es la cantinela de siempre, pero en ningún caso el maximalismo parece ser una postura razonable. Sería iluso pensar que los problemas dejarán de existir por arte de magia pero, lo que proponemos, es dejar a un lado el partidismo y buscar cambios y soluciones para abordarlos.
En este punto el ayuntamiento ya muestra un talante distinto para dar cabida al talento de la sociedad que, desde iniciativas de proximidad, ya solucionan problemas de la ciudadanía y de nuestro Patrimonio.
Por eso mismo sería irresponsable conjurarse en el fatalismo sobre la mochila de "algun@s", que portan en cualquiera de sus discursos con el "es que antes de... también lo hizo" intentando instalar la parálisis en nuestra pequeña sociedad.
Socialistas de Peñaranda, encuadrados en la candidatura del PSOE, venimos reivindicando desde hace tiempo la labor de estas personas, que ajenas a la lucha partidista o a la Memoria negativa, la que sólo se usa para denigrar, aportan una nueva luz de la razón.
Con la entrada en este año 0, a estas personas que SÓLO buscan mejorar su pueblo, deberían sumarse otras y al mismo tiempo empujar nuevos liderazgos que trasladen estas ideas a un nivel práctico. Muchos de los que estamos ahora ejerciendo ese supuesto liderazgo dejaremos paso a nuevas personas y nuevas formas, más vitales de ejercer la responsabilidad.
Tal y como se está viendo en estos últimos meses estamos experimentando movimientos transversales a nivel social que conciernen a una mayor concienciación sobre la cuestión ambiental, la igualdad a todos los efectos entre hombres y mujeres, a una mayor representatividad de la ciudadanía en la toma de decisiones en sus instituciones y en consecuencia una mayor profundización en la democracia participativa.
Ahora también en España se prepara un gobierno que prepara políticas para mejorar la vida de las clases más desfavorecidas y reducir en algo la creciente desigualdad. Eso le duele a la derecha más reaccionaria que quiere mantener sus privilegios de clase y que no se mueva nada. Sin embargo somos testigos de personas de corte conservador abiertas a nuevas ideas y sobre todo a nuevas formas de ponerlas en marcha. Nos separan finas líneas ideológicas pero nos une un bien común: Peñaranda y sus gentes.
En cualquiera de los casos el pasar de los ideales a la práctica requiere el aval de una buena gestión. Ser más pragmáticos que dogmáticos. El diálogo, el acuerdo y la lealtad entre diferentes pero con metas comunes primando lo esencial. Renunciando pues a posturas maximalistas.
Es el momento en que las soluciones concretas y medibles tengan cabida y de la necesidad de un discurso constructivo.
Lo contrario es que en el caos se beneficien los de siempre. Y entre tanto, la política de barra de bar sucumba a un discurso alarmista, que refuerza tesis pasadas y paraliza la iniciativa ciudadana.
La sociedad no puede permitirse dejar pasar la oportunidad de avanzar. Hay que dar alas para que esto suceda.
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